-Carlos Pouso habló ayer en una entrevista NO en directo de su experiencia de esta
campaña como entrenador de la UD Logroñés y de su cambio a la dirección
deportiva del club. Aquí dejamos una parte de la entrevista, ya que no se ha publicado todas las preguntas, en especial en la que compara a la afición del Sestao en Tercera División (cuando entrenó al equipo vasco) con los Riojanos saliendo nosotros mal parados.
- ¿Cómo le sienta su nuevo cargo?
- Salvo en el día a día, que no bajas al campo, la labor de
despacho es la misma, con más control sobre los equipos inferiores y con
mucho más tiempo para viajar y analizar a los rivales in situ, no sólo a
través del vídeo. Te quitas el estrés competitivo, que es importante.
Eres capaz de no ir al baño veinte veces antes de un partido, de dormir
seis horas seguidas o incluso de comer antes de un partido, algo que no
conocía desde hace muchos años.
- ¿Por qué dimitió tras la derrota con el Mensajero?
- Dimití en septiembre, pero Félix me convenció, me hizo
seguir, pero yo, definitivamente, la decisión la tomé en Navalcarnero,
el domingo anterior, y sabía que el día del Mensajero, pasase lo que
pasase, iba a ser el último.
- No fue para nada un calentón...
- Es una reflexión larga y con un consejo psicológico. Es lo
que me ayuda a tomar la decisión, porque no podía transmitir ni ayudar
cuando era yo el que necesitaba ayuda. Esto lo saben los jugadores desde
el lunes después de Navalcarnero. Yo les expuse que iba a dejar de
entrenar, que no podía, que estaba vacío y que no podía transmitir lo
que intentaba, porque yo mismo no me veía, no voy a decir capacitado,
sino que estaba vacío.
- Quiso irse antes, pero no lo hizo...
- La verdad es que se lo iba a haber dicho en julio cuando
estuve con Félix, pero no tuve valor. Le vi tan ilusionado después de
jugar el 'play off', de la Copa, del superávit que por fin habíamos
generado, que al final claudiqué. Cuando me vi capacitado, se lo
trasladé en una visita que hizo en septiembre. Necesitaba relax por
consejo médico y psicológico. Su intención en principio era dejarme como
entrenador y contratar un director deportivo. Y yo soy el que le dije
que no, que lo que me está agobiando y para lo que me sentía vacío era
para el día a día, para el estrés competitivo, para aguantar un silbido o
que un día vaya a coger a un periodista, que no tiene ninguna culpa, y
le vaya a dar una hostia. Cuando tú te ves así es mejor apartarte y no
generar más ansiedad al grupo, que la tenía, y que yo no era capaz de
bajársela. Necesitaba un cambio de rumbo en ese aspecto.